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Diálogos informales

Pamela Rahn Sánchez

¿Un poema puede ser entendido? ¿No es acaso el misterio del poema lo que le otorga cierta inmortalidad? ¿Se puede hablar con el poema? ¿El poema puede despegarse completamente del autor? ¿Qué es lo que hace una imagen más potente que otra? ¿Es el poema una conciencia en sí misma?

Como dice Hanni Ossot, antes de saber leer el poema hay que querer al poema, hay que estar un poco enamorado, un poco ebrio de lo que habita dentro de él, se tiene que querer abrazar al poema como un viejo amigo. Se debe tener un sentimiento de color púrpura, la combinación del rojo que arde como un cohete y del azul que asoma del dolor como una sombra. Con esta columna, Pamela Rahn Sánchez pretende establecer diálogos informales con el poema, analizar a los clásicos, a los modernos, a los contemporáneos y en ese diálogo -con el poema como entidad- también construir un diálogo informal con el autor, vivo o muerto, intentando indagar lo más posible para respetar la palabra, el significado y la conciencia misma del poema, en una especie de tú a tú, un ring imaginario sin guantes con las palabras que construyen las imágenes.