Los bebés japoneses lloran en formato digital

Kōbō Abe, el escritor cíborg

Bruno Thethe

Cuando el crítico y traductor de literatura japonesa Donald Keene le preguntó al escritor Kōbō Abe si ya había leído Cien años de soledad, este le respondió que desconocía incluso el nombre de su autor. Keene, ante un Kōbō Abe ruborizado, le instó a que leyera la novela —recientemente traducida al japonés en aquella época— lo antes posible. En una conferencia años más tarde (1), y unos meses después de que Gabriel García Márquez fuera galardonado con el Nobel, Kōbō Abe, ya más cercano a su literatura, se refirió a García Márquez como un escritor cuya influencia consideraba más temporal que espacial, dado que, al igual que Vargas Llosa —nombre que el propio Kōbō Abe reconoce no saber pronunciar—, estaba por encima de la categoría de «literatura latinoamericana», y había adquirido una dimensión universal. Más allá de lo acertada o no de la descripción que hizo Kōbō Abe de García Márquez como escritor apátrida, queda en evidencia que tanto la literatura hacia la que Kōbō Abe se sentía atraído como la suya propia, era una capacitada para inundar espacios ajenos. 

La mujer de la arena (砂の女), una de las obras más reconocidas de Kōbō Abe  publicada en 1962, seguramente ya suscitaba a los lectores japoneses la misma angustia que provocó en los espectadores españoles el mediometraje La cabina (1972) de Antonio Mercero, justo diez años después. Aquí, el miedo irracional a quedarse atrapado en un lugar extraño por razones inexplicables se quedó pegado como arena a la piel de generaciones enteras gracias a los surrealistas españoles. Curiosamente, El ángel exterminador de Luis Buñuel —película en la que los personajes, asistentes a una cena entre amigos, se ven atrapados en el salón de su anfitrión—, se estrenó exactamente el mismo año que la novela de Kōbō Abe. 

(1) Se puede leer la transcripción de la conferencia entera en Gregory Zambrano, «García Márquez, según Kobo Abe», Quimera, nº 300 (2008): 41-45.

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En La mujer de la arena, el protagonista, un entomólogo llamado Jumpei, se adentra en una aldea perdida entre dunas buscando un nuevo espécimen de escarabajo, para ser retenido contra su voluntad en la casa de una mujer viuda, en el fondo de un gran pozo de arena. El lector se siente igual de atrapado a medida que avanza la novela, transitando fácilmente de la lucidez a la alucinación, alternando fragmentos que parecen escritos con lupa por su ficción científica y pasajes delirantes donde la ausencia de puntuación retrata las espirales de pensamiento de un protagonista cada vez más desquiciado. Por este último aspecto formal, esta obra de Kōbō Abe se podría comparar a las llamadas «novelas caudal» como Júbilo de Mo Yan, El almuerzo desnudo de William Burroughs, o Autobiografía de rojo de Anne Carson. 

Sin embargo, al igual que Kōbō Abe se tomó ciertas libertades a la hora de calificar a los autores enmarcados dentro de la ola latinoamericana, a mí me gustaría tomarme la licencia de describir al autor japonés como un «escritor cíborg». Y a su literatura, no como una de mirada existencialista similar a la de Franz Kafka o Albert Camus —cuyas obras, como El proceso o El mito de Sísifo, ya han sido extensamente comparadas con las de Kōbō Abe— sino una que se puede analizar a través del prisma teórico del posthumanismo y la figura del «cíborg» de Donna Haraway.

Después de escribir El hombre caja (箱男) en 1973, una novela singular en la que se detallan las instrucciones exactas sobre cómo vivir y existir dentro de una caja, Kōbō Abe recibió una carta en la que un hombre le relataba cómo un amigo suyo estaba intentando vivir dentro de una caja, y sus dudas sobre qué hacer con él. El hombre había escrito al autor, intrigado sobre cómo este sabía de su amigo, y le preguntaba de qué forma podía haber escrito una novela entera sobre aquel (2). Este juego de «¿quién fue primero?» entre el escritor y el lector, el que observa y el que es observado, está presente no solo en las novelas y ensayos de Kōbō Abe, sino también en sus obras de teatro, películas y fotografías… 

(2) Nancy S. Hardin, and Abé Kobo. “An Interview with Abé Kobo.” Contemporary Literature 15, no. 4 (1974): 448. 

Elena Carmona

Elena Carmona González (Madrid, España, 2000) cursa Estudios de Asia y África con especialidad en Japón en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha coeditado el fanzine Cosas con Arroz (I y II) y publicado artículos sobre literatura japonesa en la página web Acchikei, y sobre literatura coreana en CoreaCultura. Su relato «Bioindicadores» ha sido recientemente publicado en la revista literaria Pluma Fanzine (Vol. 8).

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