El peor destino para alguien con ansias de vivir
Definitivamente,
el agua,
no hay nada más
aterrador, para mí, los
grandes cuerpos de agua,
océanos, lagos, piscinas
donde no tocas el fondo
con los pies
y, si me apuras,
arenas movedizas
o cemento fresco,
es decir cualquier superficie
donde sea dificultoso
flotar,
aunque tan solo
pueda hundirme
hasta la rodilla, o el tobillo;
hundirme.
Prefiero
arder vivo o
ser despellejado lentamente
a
desaparecer
en las profundidades,
el cadáver, irrecuperable,
mis sueños, ahogados conmigo;
cuando mis seres queridos miraran
mi tierno rostro en un álbum de fotos
serían corrompidos por la profana imagen
de mi cáscara en algún lugar del fondo marino.