2025
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Los autores de la casa recomiendan los mejores libros que leyeron en 2025
Juan Gallego Benot
Recuérdelo, recuerde bien todo (Árdora ediciones, 2021, traducción de Lydia Vázquez), de Radovan Ivšić. Radovan Ivšić (Zagreb 1921, París 2009) fue un escritor prohibido por el régimen fascista croata y, más tarde, rechazado por el realismo soviético. Vivió recluido, apartado de las corrientes internacionales, y desarrolló un estilo poético propio en la clandestinidad que tomaba como punto el surrealismo, hasta que pudo huir a París en los años 50.
Allí conoce a André Breton, se hace su íntimo amigo y vive la decadencia del grupo surrealista —y el último mes de la vida de Breton— desde el entusiasmo de quien no puede sentir nostalgia por los tiempos de gloria pasados. Recuérdelo, recuerde bien todo es la crónica de un grandísimo poeta que se ha perdido los acontecimientos más importantes de su siglo y, en su anacronismo, aparecen destellos de una belleza inesperada.
Jacobo Villalobos
Todo menos invierno (Lecturas de Arraigo, 2025), Paola Assad Barbarino presenta un potentísimo poemario que es protesta, es venganza, es sugestión. Assad conjura al cuerpo y a partir de ahí formula una declaración de amor violento y atento a la revancha.
Laura Rodríguez Díaz
Mi libro del año ha sido Ieud sin salida (Pre-Textos, 2023, traducción de Corina Oproae), del escritor rumano Ioan Es. Pop. En este poemario lo político es central, y se aborda desde un lenguaje violentado, casi alucinatorio. Es una obra que trabaja la microhistoria, concretamente las promesas e insatisfacciones de la clase trabajadora a finales de siglo, todo ello desde una complejidad lingüística que señala la hondura de los problemas tratados.
Julen Azcona
Recomiendo Puerperio (Pie de página, 2025), del autor argentino Ivo Marinich. Una novela breve que, con una premisa fantástica (un bebé milenario que es testigo de los hitos más importantes de la historia), ahonda en el poder de los mitos y leyendas, la familia, la lucha de clases, la identidad y el duelo.
Guido Fittipaldi
No es un río (Random House, 2020), de la argentina Selva Almada, marcó mi 2025. Se trata de una novela corta y episódica que se te pega en la piel como los mosquitos de la isla donde los tres personajes van a pescar. Selva manipula la prosa con mucho oficio para lograr una simpleza que de a ratos se acerca más a una poesía rural. Así nos pinta el campo y el litoral con un ritmo hipnótico e irresistible. Una novela inquietante, tierna y violenta.
Andrea Gobera
Slaughterhouse-Five (Dial Press Trade, 2025), de Kurt Vonnegut, de inmediato se coló en mi rotación permanente. Llegué tarde a este libro, y quizá fue lo mejor: me consuelo pensando que la novela se lee mejor cuando una está lo suficientemente jodida para apreciar que ese conjunto de escenas, en apariencia caóticas y con un disfraz de ciencia ficción, está en realidad ensamblado con maestría para revelar un retrato tan absurdo como hermoso de lo que la violencia le hace al ser humano. Para desgracia nuestra, la novela sigue siendo tan relevante hoy como cuando fue escrita: la guerra y el sinsentido no desaparecen, solo mutan. So it goes…
Lourdes Mazorra
Ese imbécil va a escribir una novela (Alfaguara, 2025), Juan José Millás. Lo ha vuelto a hacer: cada vez me gusta más Juan José Millás —una rima consonante que él mismo tacharía por impropia—. Ahora sé que también pertenezco a esa raza con pequeñas cabezas invisibles, fabuladoras y entrometidas que nacen de nuestros cuellos. Regresa el neurótico de La vida a ratos, el obsesionado con el lenguaje de La mujer loca y el escritor autoficcionado de casi toda su obra. Una vez más, los enredos paranoicos de este protagonista rara avis nos permiten descubrir algunos modos en que la literatura convierte lo real en una fabulación, y viceversa. Millás juega con nosotros, pero me encanta ser esa imbécil que ha leído su novela.
Laura Baeza
La lectura que más me conmovió este 2025 fue Yo maté un perro en Rumanía (Almadía, 2022), de Claudia Ulloa Donoso. Novela que aborda la soledad, la depresión, el sentido de no pertenencia y el arraigo a través de dos personajes cuyo pasado los envuelve en un limbo, en la niebla de ser migrantes en Noruega y hablar otras lenguas. Las imágenes que nos da Claudia son poderosas y poéticas, se quedan con el lector por mucho tiempo.
Jan Queretz
Los pasajes comunes (Criatura Editora, 2020) de Gonzalo Baz. Con una construcción casi invisible, esta novela seccionada muestra la delicadeza y la destrucción de la vida cotidiana en un Montevideo perdido o en un mundo recobrado. Los niños, los incendios, los nuevos adolescentes forman una estructura que no deja respirar y a la vez es una brisa de aire. Un libro pequeño, intenso e íntimo.
Gabriel Payares
Una breve historia de las redes de información desde la edad de piedra hasta la IA (Debate, 2024), de Yuval Noah Harari. Un ensayo inteligente y necesario para entender los retos del mundo contemporáneo en su mayor y más reciente iteración tecnológica. Un ejemplo de la mejor literatura de divulgación.
Manuel Gerardo Sánchez
Porque una mujer que mata con sus propias uñas o manda a matar sin que suelte una lagrimita no es una mujer. Las protagonistas de De la Cerda abjuran de la victimización metafísica para convertirse en victimarias. Son delincuentes, brujas y asesinas que no se postran a los pies de los señores que pretenden oprimirlas. Fuente de la que mana un instinto criminal contra natura, pero también son la refutación conceptual de los discursos hegemónicos que asocian violencia con masculinidad. Por si fuera poco, la obra es un atentado a ese feminismo que ensalza la ecuanimidad y justicia de las mujeres en oposición a la barbarie e intemperancia de los hombres. En definitiva, las malandras de Perras de reserva cuestionan roles tradicionales de género, no temen a poderes, son una amenaza escondida entre los pliegues de un encaje, van por ti, por el lector, esperan tranquilas el momento de dar el zarpazo.
Los relatos que componen Perras de reserva (Editorial Sexto Piso, 2022), de la escritora mexicana Dahlia de la Cerda son un golpe a la retina y a la beatería hipócrita. Un martillazo que derrumba el ordenamiento patriarcal; ese que preceptúa la carencia de temeridad, odio y violencia de las mujeres. Su estructura coral funciona como una novela sui generis que dispara la bala al arquetipo de feminidad normativa. Sobre sus restos languidecen la pureza, la sumisión y el sentimentalismo que supuestamente la definen. ¿Qué es una muchacha que lidera una banda narcotraficante y determina el fusilamiento de sus enemigos? Es una aberración que infringe las leyes sociales y divinas que la regulan. ¡Un contradiós!