Canción

Si de aquí a medianoche alguien canta, que no cante por mí, sino por cada uno de nosotros, que tanto necesitamos la música y la palabra para alejar la duda, el silencio y la muerte. 

Si de aquí a medianoche alguien canta, ya estaré lejos, rodeado de pinos y playas rítmicas, en este pueblo-ciudad único en el mundo, lugar que lo da todo y lo siente todo aunque no tenga nada, sentado en el sexto grano de arena, solo en ese, acorralado en una playa virgen, perseguido por seres incógnitos.

Si de aquí a medianoche alguien canta, habremos logrado transitar el camino, el que nos llevó a romperle las alas a todos los pájaros para después sentir el poder de curarlos y verlos volar al unísono. 

Si de aquí a medianoche alguien canta, volvamos a encontrarnos en los libros, recorriendo en la lectura círculos de fuego, montañas disímiles y crueles, maniatados por las imágenes que se forman en la lengua, mientras uno de nosotros lee desde lo alto, como una casualidad: «Si de aquí a medianoche alguien canta, no seré yo quien nazca para escuchar, naceremos juntos, dentro del mismo vientre, apuñalados y solos». 

Si de aquí a medianoche alguien canta, tres de los siete sabios iniciarán su vuelo junto a los pájaros curados y nadie sabrá cómo ni por qué, cuáles son sus razones y delirios. 

Si de aquí a medianoche alguien canta, tómame en el encuentro, hazme, siente, toca, muerde, que este fuego armado de futuro se resume en dos letras, una con la cara de dios (aunque no exista) y otra con la cara del diablo (aunque nunca haya dejado de existir). 

Si de aquí a medianoche alguien canta, desaparecerá la única piedra que necesitamos para sobrevivir a las bombas (su nombre es impronunciable; su carne, invisible).

Si de aquí a medianoche alguien canta, Leonor Malaguera conseguirá atravesar el tiempo para encontrarse conmigo en este plano, donde podamos conversar largamente de los alacranes que la persiguieron, corrijo, que la persiguen. 

Si de aquí a medianoche alguien canta, que el trabajo libere por fin lo que nos ha prometido. 

Si de aquí a medianoche alguien canta, espero por favor que los escritores entiendan que el fin último de la escritura es el silencio. 

Si de aquí a medianoche alguien canta, que cante por sí mismo una sola vez y para siempre, que mucho sana hablarse y escucharse desde lo ajeno. 

Si de aquí a medianoche alguien canta, bailaremos en las playas de Costa Rica una vez y mil veces, tomados por el viento de un sol distinto y humano. 

Si de aquí a medianoche alguien canta, nos levantaremos en contra de los totalitarismos para dar pie a un nuevo siglo y Venezuela y Cuba serán libres. 

Si de aquí a medianoche alguien canta, amanecerá de pronto, como hace cuatro años, como-hace-cuatro-años, cuando Casapaís llenó un lugar que no sabía vacío.

Si de aquí a medianoche alguien canta, Guido se sentará a escribir su novela y no se levantará hasta terminarla. 

Si de aquí a medianoche alguien canta, celebremos la literatura, la palabra, la forma, las formas, celebremos que estamos aquí para los demás, y que sobre todas las cosas, si de aquí a medianoche alguien canta, las siguientes palabras de nuestros autores queridos serán leídas en todas partes del mundo: 

Jan Queretz

Jan Queretz (Caracas, Venezuela, 1991). Escritor venezolano. Cursó estudios de filosofía en Caracas. De 2012 a 2017 trabajó como profesor de literatura. Escribe la columna Literatura Viva en The Wynwood Times. Ha escrito una novela, Nuestra Tierra tan Pobre, inédita. Fue seleccionado para formar parte de la antología poética “Artesanía de la piel”, de la revista española “Altavoz Cultural”. Quedó finalista en el tercer premio de crónica literaria “Lo mejor de Nos” en Venezuela.  Ha publicado en distintas revistas en México y España. Dirige la revista Casapaís. 



http://www.twitter.com/janqueretz
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Si fuera Dios este animal sagrado