Poesía de Mercedes Grassi King
Las ciruelas esparcidas por el frío suelo, los pies descalzos, las huellas rojas.
El camino al jardín, el inquebrantable lazo hacia el perfume de las golondrinas. Y otra vez las huellas. Y te creo, y desando tus pasos para encontrarte bajo el delirante aroma de las parras añejas.
El camino andado, la sombra que se aleja y de tanto ser tu sombra, ya es racimo caído. Comido. Devorado.
Peces cansinos, agua estancada. A lo lejos tu voz como alondras diminutas que estallan bajo mi ropa. Y tu sombra que ya no es sombra.
Despego mis pies buscando tu huella, aplastante cielo, y el sudor viaja como jugo de ciruelas maduras.
Boca roja, huellas rotas…