Marindia

I

se puede tener nueve años varias veces en una vida

en un espacio acotado por árboles y médanos

con un mar mestizo como testigo 

también en una calle angosta de pedregullo rosa sin saneamiento 

rodeada de casas precarias de una planta y hermanos alejados

o a los sesenta años al despertarse una mañana y reconocer 

una almohada cómplice y poco atenta con las ilusiones




Y fue en Marindia, un balneario a unos cuarenta kilómetros de Montevideo, donde con nueve años nos despeñamos por un pequeño barranco cerca del mar, con mis hermanos y mi abuela paterna, con un perro inmenso ladrando detrás de nosotros, en medio de una excursión infantil en verano, sin permiso. Mi abuela tampoco tenía permiso. Nos deslizamos por un terraplén de pinocha hasta la alambrada de un terreno privado, eso decía en el cartel que vimos mientras corríamos entre risas y sudores hacia la playa. La única salida sin dueños. Como nuestras risas, solo aquellos años.


II

el sonido tiene que enraizar siempre

dentro de los canales circulares ocultos

eso impide que la escucha se distraiga con lo cotidiano

y apague el alarido que se extiende por lo interno

ese sable afilado que acaricia filamentos proclives

que impide la sordera compasiva

y permite a las conexiones neuronales florecer

a los pies de esa tapia

que se niega a ser asaltada como un muro más


Cecilia Silveira

Cecilia Silveira (Montevideo, Uruguay, 1964). Es poeta. Vive desde el año 2000 en Córdoba, España. Ha publicado los libros de poesía Lo indecible (Ediciones en Huida, 2015), Ir (Ediciones en Huida, 2018), y Las decisiones (Editorial Cántico, 2021).

https://www.instagram.com/ceciliasilveira64
Anterior
Anterior

Migrante

Siguiente
Siguiente

Poesía de Sandra Dolores Gómez Amador