El árbol
Imagina por un momento
la corteza de este árbol
herida con eso que no me dices.
Imagina,
cuántas miradas oblicuas,
palabras cortadas por el viento oeste
y algún que otro roce espontáneo
habríamos ahorrado a nuestros cuerpos
esperantes.
¿Ves esa sombra sinuosa sobre el suelo?
Ahora podrás entenderme.