Augurio del cocodrilo quieto
Una tragedia onírica andaluza en dos actos y un diálogo sonámbulo
Dramatis Personae
(por orden de aparición)
COCODRILO
MARIO
MARÍA
JOVEN
CORO DE CAMAREROS
CUADRO FLAMENCO
SÁBANA
ALMOHADA
ACTO 1
ESCENA 1
Todo el fondo de la escena es ocupado por una luz azul noche que se va iluminando poco a poco, mientras se escuchan susurros lejanos, gritos ahogados y ruidos de animales nocturnos. En un momento dado, aparece COCODRILO, un hombre que viste un elegantísimo traje verde escamado. Lleva un collar de dientes.
COCODRILO.- ¡Alerta! ¡Alerta! La noche es honda.
Las guitarras sin cuerdas de los gitanos.
Los hombres que creen en Dios duermen esta noche.
Están cerradas ya las enormes puertas de las antiguas iglesias.
Sus muros ya no abrazan a estas horas.
¡Alerta! ¡Alerta! Una noche sin luna.
Una navaja limpia.
Un rumor de silencio que no cesa.
¿Llegará mañana la mañana?
En esa esquina del Albaicín viejo,
esperaré rodeado de dientes,
de sangre, de luces de otro mundo,
acechando la muerte que ya llega.
¡Que nadie duerma hoy! ¡Que nadie duerma!
Todas las noches en Granada,
todas las noches
se muere un niño.
No deben echarse a las calles criaturas
con el corazón mordido por las bestias.
ESCENA 2
En el centro de la escena, una cama enorme iluminada por una luz blanco roto. Al lado hay una mesilla, también blanca. MARÍA duerme con un camisón de seda, también blanco. A su lado está MARIO, sentado a los pies de la cama, quitándose los zapatos. Va vestido con el uniforme del tablao: pantalón negro y camisa de este mismo color con una flor roja bordada en uno de los lados del pecho. Lleva un delantal en la mano, también negro. De repente, MARÍA da un grito ahogado.
MARIO.- (Girándose hacia MARÍA e intentando calmarla con caricias.) Tranquila, mi amor. Solo ha sido una pesadilla.
MARÍA.- (Intentando recuperar la respiración.) Mario… (Le abraza.) No te he oído llegar. (Pausa breve.) ¿Qué hora es?
MARIO.- (Mirando el reloj.) Las seis y media. Aún puedes dormir un rato. (MARIO se levanta de la cama para seguir desnudándose.)
MARÍA se incorpora y se sienta a los pies de la cama. Coge a MARIO de la cintura y acerca su cuerpo a ella. Comienza a darle besos por el abdomen. MARIO se aparta bruscamente y continúa poniéndose el pijama.
MARÍA.- ¿Qué pasa, Mario?
MARIO.- Nada, estoy cansado.
MARÍA se vuelve a tumbar en la cama y suspira. MARIO termina de ponerse el pijama y va hacia la puerta de la habitación.
MARÍA.- (Interrumpiendo el camino de MARIO.) ¿Dónde vas?
MARIO.- (Sin mirarla.) Me voy al salón a leer un rato.
MARÍA.- ¿No era que estabas cansado?
MARIO.- Necesito desconectar.
MARÍA.- (Suspira profundamente.) Estoy cansada, Mario. Siempre es lo mismo, ya no compartimos tiempo juntos. (Pausa. MARIO respira profundamente y se gira hacia MARÍA.) Antes, cuando me desperté por la pesadilla, soñaba contigo. Estabas en la esquina de la plaza de la fuente que hay al lado del tablao, rodeado de sangre, con un puñal a los pies. Te encontré allí, estaba totalmente paralizada. Cuando te reconocí, intenté correr hasta tu cuerpo, pero mis piernas estaban clavadas en el suelo. Estiraba los brazos, pero no podía llegar a tocarte. Te miraba desde lejos, muerto, y la negrura de la noche se acercaba a mí con fuerza, presionándome la cabeza. Y yo debería de haber llorado, pero no podía. (Pausa.) ¿No lo ves, Mario? Hay una distancia entre nosotros que se va haciendo inmensa, que está siendo insalvable. ¿Cuánto hace que no me tocas?
MARIO.- (Se lleva la mano a la cabeza y mira hacia otro lado hasta que, tras unos segundos, vuelve a mirar a MARÍA.) Lo siento. (Pausa breve.) Estoy muy cansado.
MARÍA intenta decir algo, pero antes de que pudiese pronunciar alguna palabra, MARIO ya había salido de la habitación. MARÍA se encoge en la cama y se pone a llorar en silencio. Poco a poco, la escena se va oscureciendo, hasta llegar a un oscuro total.